La importancia del movimiento

 

 

La robótica es una rama de la ingeniería joven, por ello, su desarrollo ha ido avanzando poco a poco. Aunque características como la inteligencia artificial está cada vez más vigente en los nuevos robots no es tanto su importancia como la del movimiento de los mismos.

Recordemos que la robótica aún está en pañales y, por ello, como los bebés, el desarrollo motriz del mismo es prioritario. Un bebé, por norma general, aprende a andar antes que hablar. De igual forma, un robot por mucha inteligencia artificial o capacidad de cómputo no sería tal si no contase con extensiones móviles que le diesen sentido a su propia existencia. ¿De qué nos sirve un trozo de metal con "inteligencia" en su labor de facilitarnos la vida como mover una caja? De nada, necesitaríamos una estructura articulada para desempeñar dicha tarea repetitiva para la que es diseñado.


A nivel industrial esto ha ido desarrollándose de forma exponencial. Los movimientos de los brazos articulados cada vez tienen unas características, más similares a la acción humana. Nuestro cerebro inconscientemente cuando vamos a coger un vaso ya prevé y ejecuta un movimiento independiente de cada eslabón de nuestro brazo. Las órdenes de nuestro cerebro no son secuenciales eslabón a eslabón para nuestra extensión motriz sino que es consciente de los eslabones que componen nuestro brazo. Esto nos permite una composición del movimiento fluida para una trayectoria más eficiente. Los robots tienen una capacidad computacional que nos permite calcular estas trayectorias interpolando los puntos de posición inicial y final de una manera u otra para simular nuestro comportamiento.

Partiendo del ejemplo anterior del vaso, de nada nos sirve que un robot pueda ejecutar una trayectoria fluida si no tiene en cuenta su velocidad y aceleración. Si un robot aunque tenga una posición correcta llega a nuestro punto final (en este caso el vaso) con una velocidad muy elevada será problemático dado que casi con toda seguridad acabará haciéndolo añicos.

En el siguiente gif podemos ver como es la delicadeza que debe tener un robot a la hora de trasportar un huevo de un punto a otro.

Como conclusión, volviendo al principio, un robot es como un bebé que aprende a andar. Al principio fallará en la gran mayoría de las ocasiones, pero con un estudio cinemático adecuado y una programación reiterativa de ensayo y error puede hacer que un robot ejecute movimientos incluso más eficientes y rápidos que los que pueda a tener un humano en toda su vida.

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